La evaporación natural del agua de mar, resultado del efecto complementario del viento y del sol sobre el agua de mar almacenada en los cristalizadores de nuestras salinas, permite la obtención de una salmuera saturada en cloruro de sodio y la posterior cristalización de la sal que se cosecha. En función del uso que se le quiere dar, diversos procesos de tratamiento como el secado a alta temperatura o el cribado o molturación para obtener diferentes granulometrías, permiten fabricar los distintos tipos de sal de acuerdo con las exigencias de los usuarios.